En las últimas semanas se ha tocado el tema de manera tangencial, tanto por diferentes órganos de control como por el mismo Congreso de la República. Es una de las esencias del famoso iceberg de los problemas de la salud, y que a principio de este año sentencio el Sr. Presidente Santos, y es sobre el modelo de salud definido y aprobado mediante la Ley 100 de 1.993: ¿Está fallando el modelo de salud que el país eligió en los 90?
Y al parecer nadie se quiere comprometer de manera directa en definir, explicar y respaldar esta afirmación. La probable razón el respaldo sin restricción que el gobierno central a capa y espada tiene del modelo de aseguramiento.
De lo revisado, existen contadas agremiaciones de la salud, que ya de manera constante y de mucho tiempo atrás de ocurrida esta hecatombe en la salud, expresaron su inconformidad con el modelo, al definirlo como predominantemente financista; sin embargo han sido vistas con indiferencia, por sus argumentos diferentes al de la corriente gubernista.
Pero ya todo está llegando a un límite en el cual difícilmente se puede seguir argumentando razones loables, ante resultados para nada esperados y proyectado. Y es así como cada vez existe mas adeptos a la entrada del grupo de personas que se están generan la inquietud y duda sobre la favorabilidad del modelo actual.
Así se evidencio por parte de varios congresistas en las comisiones séptimas conjunta de cámara y senado del 16 de noviembre, en las que muy a pesar de la bandada de gobierno de unidad nacional, ya se están sembrando mantos de dudas que llevan a generar inquietud que el modelo no es tan perfecto como lo quieren parecer mostrar.
La solución todavía está un poco lejana, y a pesar de los cambios reglamentarios definidos en la Ley 1438 de 2011, en los que se empiezan a dejar de lado alguna funciones de las EPS para asumirlas el Estado de manera “compartida”, como es el total manejo y flujo de los recursos remitidos a las IPS y mecanismos de control y vigilancia.
Aún falta mucho para llegar a la entera remodelación del modelo, o al menos modificación de su fondo y matiz financiero, presionado esto por el alto costo que no solo en dinero sino en desatenciones a tenido que pagar el pueblo colombiano; pero al menos ya se está sembrado el manto de la duda, esperando sea la toma de decisiones las más acertadas, para lograr con el producto de esta megacrisis lo que tanto le cobran a las IPS, las famosas definiciones y ejecuciones de planes de mejora.
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